Esta mañana, por primera vez en mucho tiempo, tomé mi café de la mañana sola. Soy consciente de que pronto estos momentos de soledad dejarán de ser tan agradables y empezaré a extrañar los constantes ruidos de mis hijos, pero esta mañana el silencio que acompañaba el aroma de mi espresso era maravilloso. De repente, sin embargo, mi teléfono hizo un sonido conocido , el que anuncia la llegada de un mensaje en el chat de las madres de la escuela.
Os dejo adivinar cuantos grupos tiene una madre de 4 hijos, pero lo que los une a todos es una injustificada ansiedad y obsesión por el menú de la cantina y peor aún por las meriendas a preparar. Aquí emergen al menos mil categorías diferentes de madres, pero prefiero agruparlas en tres macrocategorías. Las obsesionada/activista, la que debe convencer a todos de que es mejor comer sólo y siempre fruta y nunca, jamás, una galleta. La moderada, la que de vez en cuando participa en el chat tratando de mediar entre las dietas paleo y crudivegana y luego estoy yo, la ausente, la que trata de hacer lo posible para que sus hijos tengan una dieta variada, compuesta por vitaminas y carbohidratos, de proteína y chocolate.
Porque más importante que las calorías, el origen de los ingredientes y todas las ideas que podamos tener sobre una comida saludable, es la salud mental de nosotras, las madres, que nos comprometemos a dar lo mejor de nosotros para que nuestros hijos estén sanos y sobre todo tranquilos.
Mi filosofía siempre será “mejor una mamá feliz y un paquete de galletas que una mamá agotada y un paquete de crudités”.
En un intento por encontrar la solución adecuada al drama, encontré una muy buena receta de muffins salados para preparar a nuestros hijos para que puedan disfrutar de largos días en la escuela.
Ingredientes:
200 gr de harina
50 gr de almidón
2 huevos
1 sobre de levadura seca
60 g de queso rallado
60 g queso tipo emmental
60 ml de aceite de semillas
una cucharadita de pimienta
una cucharadita de sal
Preparación:
Coge un bol y bate los huevos con la sal. Luego agregue todos los líquidos y el queso parmesano sin dejar de mezclar. Agregar poco a poco la harina para que no se formen grumos. Por último añadir el Emmental troceado.
Cuando la masa esté lista, llena 12 moldes de papel y hornea en un horno precalentado a 180 grados durante 20/25 minutos.